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Ciencia y Teología

Dios y la materia

La Ciencia y la Teología tienen en común algo tan importante como la búsqueda, sincera, de la Verdad. Cuando esta investigación se emprende sin prejuicios predeterminados la experiencia es apasionante. Desde que el gran filósofo Bertrand Rusel escribiera su famosa obra, apologética, CIENCIA Y RELIGIÓN ha llovido mucho. Cuando hombres de gran relieve intelectual han realizado afirmaciones a cerca de Dios, negando su existencia, gran número de seres humanos se han adherido a su posicionamiento con la sensación de haberse liberado de un gran peso. Condicionados por su angustia existencial han buscado en la Ciencia un lenitivo que mitigase su desesperación, y en este intento han terminado por convertir la Ciencia en una nueva Religión que no ha resuelto sus interrogantes más trascendentes y trascendentales: ¿Quiénes somos, de donde venimos, a donde vamos? Hoy por hoy, la Ciencia no tiene respuestas válidas que resuelvan esta Incógnita, que constituye la infraestructura de la universal frustración humana.

En general se cree que Ciencia y Religión (más concretamente, me refiero a la Revelación Bíblica) son incompatibles y contradictorias. Además hasta mediados del siglo XX se pensaba que en esta confrontación dialéctica la Ciencia había ganado todas las batallas. El hombre inclinado sobre la Materia nos iría desvelando todos los misterios escondidos en la Realidad Macro y Microcósmica; pero es el día de hoy que sabemos muy poco acerca del Cosmos, del hombre y del medio en el que devenimos nuestra existencia. Desconocemos como se generó el Universo, desconocemos la esencia de la materia que lo conforma y el origen de la vida; así mismo, la muerte es una realidad que no somos capaces de desentrañar, para superar su frustrante realidad.

Como ya manifesté en otros lugares de mi obra, no existen contradicciones entre Ciencia y Religión, sino más bien entre científicos y teólogos. Los adelantos científicos y tecnológicos no han resuelto el sufrimiento humano. El hombre sigue teniendo conciencia de que es un ser para la muerte. Cuando el hombre tuvo capacidad para analizar LA MATERIA e ir desmenuzándola en sus componentes, se encontró con una gran sorpresa: en la medida que iba descubriendo partículas mas elementales de la misma, se habría ante él una barrera infranqueable, que sus conocimientos científicos y técnicos no le permitían derribar para ver que hay (o si hay algo) al otro lado de la realidad cósmica y humana.

Desde un punto de vista teológico la Revelación bíblica nos habla de la Materia y del Espíritu. Creo que la interpretación literalizada y fundamentalista de la Escritura (Biblia) ha sido un negro velo, que nos ha impedido ver lo que la Ciencia no ha podido esclarecer aún. Resumiendo el Evangelista Juan hable en el capítulo primero de su evangelio que El Verbo (Dios) se hizo carne; es decir el Espíritu se hizo hombre (antropologización y materialización del Dios), para que el hombre pudiera hacerse participante de la naturaleza divina (pneumatización de la materia). Ésta última realidad la tenemos plasmada en el capítulo 15 de la 1ª carta a los Corintios.

Terminamos esta pequeña introducción con esta pregunta: ¿Puede ser que la Materia y el Espíritu, sean la cara y cruz de una misma Realidad?