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La denominada Carta o Epístola a los Efesios, se le atribuye al apóstol Pablo, sin la más mínima duda. Donde si surgen las discrepancias es sobre los destinatarios de la misma. En el estudio exegético y hermenéutico que presentamos damos la argumentación, que nos parece más seria al respecto. Este escrito constituye un tratado de gran enjundia y profundidad, que junto a la carta a los Romanos, constituye la obra cumbre del apóstol de los gentiles.

En este documento novotestamentario se tratan temas teológicos de la mayor trascendencia, tales como: EL PLAN ECONÓMICO DE DIOS para llevar adelante la HISTORIA DE LA SALVACIÓN, el problema de la PREDESTINACIÓN que expresa de manera clara LA SOBERANÍA DE DIOS sobre todas las REALIDADES, el alcance del acto SOTERIOLÓGICO (SALVÍFICO) DE CRISTO EN LA CRUZ DEL GOLGOTA y su dimensión UNIVERSAL Y CÓSMICA. En la carta se presenta a la IGLESIA como UNA PERSONA COLECTIVA y como el CUERPO (no místico) SINÓ ORGÁNICO DE CRISTO.

En esta magna obra se tratan también realidades doctrinales de la mayor importancia, tales como: LA SALVACIÓN POR LA FE, LAS CARACTERÍSTICAS DE LA VERDADERA IGLESIA, COMO AQUELLA QUE ES “LA PLENITUD (el Pleroma) de Aquel que ES LA PLENITUD POR ANTONOMASIA.

TAMBIÉN SE TRATA, en este valioso documento del concepto de Hombre Nuevo, la Iglesia como familia de Dios y como templo de Dios. También se desmitifica el término “dispensación”, para darle su auténtico y genuino significado. Se explicita la finalidad de LOS DONES que DIOS da a LA IGLESIA.

Aspectos tan importantes como LA UNIDAD DE LA IGLESIA, el sentido verdadero de la relación VARÓN – MUJER, la EDUCACIÓN de los HIJOS y la ARMADURA DE LA IGLESIA COMO UNA ENTIDAD COLECTIVA para enfrentarse con los verdaderos ENEMIGOS QUE LA ASEDIAN, son otros tantos aspectos de este SUBLIME TRATADO.

La carta fue escrita desde su encarcelamiento en Roma, al mismo tiempo que las epístolas a Filemón y a los Colosenses, sobre el año 62-63 d.C.