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Los estudios de esta serie sobre el Bautismo se realizaron, en la Comunidad Cristiana de Estudios Bíblicos de Oviedo, para que los candidatos a ser bautizados conocieran, lo mejor posible, el significado del acto que iban a protagonizar. El testimonio cristiano mas auténtico y bíblico que yo conozco es el Bautismo. El Nuevo Testamento enseña que el bautismo debe realizarse por inmersión; y es la expresión externa de la trasformación interior que ha ocurrido en la esfera de la intimidad de un ser humano. Cuando el Espíritu Santo (Dios mismo) aplica la Palabra al corazón del hombre (varón/mujer), y ésta llega a los estratos más profundos de su ser, nace la Fe como don de Dios, que justifica a la persona que ha tenido un encuentro trascendente y trascendental con Jesucristo. El Espíritu Santo redarguye (convence) a quién escucha el mensaje del reino de Dios, de pecado, de justicia y de juicio. Viene, entonces la toma de conciencia amártica (conciencia de que yo soy un pecador a los ojos de Dios), el arrepentimiento y la aceptación de la Reconciliación que Dios me ofrece en Cristo Jesús: “quién murió por mis delitos y pecados y resucitó para mi justificación”. (Rom 4:25)

El bautismo además de ser el testimonio cristiano, público, por excelencia, es además un mandamiento del Señor. Al final del Evangelio de Mateo, encontramos: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones (gr= a todas las etnias), bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado (gr=cumplir, realizar); y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (gr=hasta la consumación del siglo). En Romanos 6:4, encontramos la medida de nuestra manera de vivir como cristianos: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo (gr=con-sepultados), a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.