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Clasificación:
Estudios Bíblicos – Antiguo Testamento
Estudios de los Salmos denominados «Cánticos graduales»
Normalmente hablamos en el ámbito del cristianismo nominal del libro de Los salmos. Se trata de una afirmación incorrecta, porque no existe un solo libro de Los Salmos, sino varios. En las diversas traducciones de la Biblia Hebrea (manuscritos-pergaminos más antiguos recopilados alrededor del año 500 d.C. (Antiguo Testamento), nos encontramos con el libro de Los Salmos dividido en cinco libros, distinguidos con los dígitos romanos como: libro I, libro ll, libro lll, libro lV y libro V. A los libros de los Salmos suele adjudicarse su autoría al Rey David, lo cual no es cierto. Existe la posibilidad, hoy día, con los nuevos métodos de investigación y estudio bíblico-lingüístico, de tener la seguridad de que David es el autor de al menos unos 73 salmos de los que figuran en el Salterio. Una valoración respetable, de la autoría de Los Salmos, es la siguiente:
Autores: Rey David 73, Asaf 12, los hijos de Coré 11, Salomón 2 y Moisés y Etán uno cada uno. En el caso de 50 Salmos no se menciona su autor. La versión de los LXX (Septuaginta) añade a Hageo y Zacarías como autores de 5 Salmos. Los libros de los Salmos, pertenecen a una de las tres secciones en que se divide el Antiguo Testamento: La Torah o la Ley, los libros Históricos y Proféticos y los libros Poéticos o Hagiógrafos. Esta división fue establecida por el pueblo de Israel y posteriormente aceptada por la Iglesia desde los primeros siglos del cristianismo. La riqueza poética de los libros de Los Salmos, es de una belleza extraordinaria y de una profundidad insondable. Los libros de los Salmos tratan de temas y aspectos de la realidad de la mayor importancia y trascendencia. Algunas de estas composiciones poéticas tratan de antropología y esbozan conceptos que luego han servido como punto de partida para elaborar presupuestos científicos que han sido de gran trascendencia en el conocimiento del ser humano, especialmente en el campo de la salud mental y de la medición del coeficiente intelectual de las personas; otros contienen revelaciones de carácter escatológico a devenir en la historia humana. Muchos de los Salmos permiten la catarsis de la angustia que padecen la mayoría de los seres humanos y son un bálsamo que permite mitigar, y en ocasiones superar, sus frustraciones. Existen una serie de Salmos denominados mesiánicos, porque apuntan al Mesías que un día vendría a liberar al pueblo de Israel y a establecer un Reino de Paz y Justicia en este mundo. Hay preciosos salmos que abordan el equilibrio ecológico que sostiene los principios de la vida. Otros tocan aspectos, que coincidiendo con los planteamientos de los científicos podrían explicarnos el nacimiento del Cosmos.
Los 15 salmos que constituyen los denominados Cánticos Graduales (salmos 120 al 134) son el motivo de la exégesis y hermenéutica de los estudios que se presentan en esta primera entrega. Esta sencilla introducción, no es el espacio más apropiado para entrar en los distintos aspectos que en los mismos se trata. Invitamos al lector a entrar a considerar el peregrinaje tanto exterior, como interior que se especifica en el estudio serio y riguroso que de los mismos se hace. En los libros de los Salmos se trata de la naturaleza humana, de las desigualdades que se implementan en la realidad socio-política, socio-económica, psico-social y anímico-pneumática. Se trata de la agonía de los desvalidos, de los pobres, de los que no tienen voz para protestar de su miseria, de su indigencia, de su muerte por razones que benefician a los detentadores del poder. En consecuencia, se habla de opresores y oprimidos, de todos los que viven en la desolación, la marginación y la desesperanza. Espiritualizar a los libros de los Salmos, como hacen algunos prosélitos de los poderosos, supone deshumanizarlos y despersonalizarlos, desvistiéndolos de su mensaje de denuncia profética. Sin justicia no hay paz y sin paz no hay justicia. Siguiendo la visión de la Redención y el Cristo cósmico del gran científico y teólogo francés Tehilard de Chardin el mundo se deviene hacia una realidad donde habrá Cielos nuevos y Tierra en los que exista la Paz, el Amor y la Justicia.