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Comentario al libro de Eclesiastés
El libro de Eclesiastés figura en las diferentes versiones de la Biblia con un título en griego: Eclesiastés o El Predicador. Su denominación en hebreo es Cohelet (“el que congrega a la Asamblea, porque tiene un mensaje que trasmitirle”).
Esta obra excepcional, sin duda de autoría salomónica, ha sido muy mal comprendida en el seno del cristianismo; y en tantas ocasiones rechazada o considerada como muy negativa para la vida, praxis y esperanza de la Iglesia. Toda esta concepción peyorativa está en función del gran desconocimiento que existe sobre el libro que constituye, conjuntamente con Cantar de los Cantares y Job, la parte de la REVELACIÓN más profunda y trascendental del Antiguo Testamento.
En esta obra magistral, del gran sabio, se tratan aspectos de la realidad antropológica y cósmica de la mayor importancia. ECLESIASTÉS constituye el mejor tratado que jamás se haya elaborado sobre el Tiempo y la Temporalidad (es decir como el Ser Humano vivencia su devenir exitencial debajo del sol). Es además la obra más profunda sobre la ontogénesis de LA FRUSTRACIÓN HUMANA. Este libro contiene la respuesta a tantos interrogantes, que constituyen para el hombre de hoy, incógnitas a despejar, para disipar o superar SU ANGUSTIA EXISTENCIAL, sobre EL SENTIDO DE LA VIDA, LA REALIZACIÓN TANÁTICA DE LA EXISTENCIA, EL SENTIDO INMANENTE Y TRASCENDENTE DE LA MUERTE, y el desarrollo socio-político, socio-laboral, psico-social y socio religioso de la vida. Es un tratado que abarca aspectos científicos, sociales, humanísticos, religiosos, existenciales, trascendentes y trascendentales; en definitiva aspectos que tienen que ver con LA INMANENCIA Y LA TRASCENDENCIA DEL HOMBRE Y DEL MUNDO.